“Siempre he sentido que un hogar no está completo hasta que tienes una mascota”.
Mariana ya había tenido la experiencia de vivir con mascotas en su casa, llegó a tener incluso un hurón. Es cierto que muchas personas tienen la idea de que adoptar un cachorro es mucho mejor, pero esta vez Mariana estaba decidida a adoptar un perrito adulto.
Un día buscando por internet, encontró un refugio de rescate canino donde vio la foto de Morita y se enamoró de ella inmediatamente.
Morita fue adoptada en abril del 2020 con 7 años de vida y hasta entonces había vivido siempre en el refugio, por lo que el proceso de adaptación fue difícil. Tenía miedo de todas las cosas que había en su nuevo hogar y no se daba con Mariana.
“Los primeros dos meses fueron difíciles, Morita se ponía nerviosa en el ascensor o al subir escaleras, tampoco podía soltarla porque se arrancaba, desordenaba todo en la casa o la encontraba durmiendo encima de la mesa”.
Por todo esto, Mariana decidió hablar nuevamente al refugio que había rescatado a Morita para solicitar algún tipo de ayuda.
Mediante el programa Cuidado con el Perro 2.0, el refugio logró contactar a una profesional etóloga con quien trabajaron durante meses en el comportamiento de Morita para que pudiera adaptarse y sentirse cómoda en su nuevo hogar.
Ahora Morita es una perrita mucho más tranquila y sociable.
Cada mañana su dueña aprovecha para sacarla a pasear y luego en las tardes cuando llega a casa puede dedicarle todo el tiempo a Morita.
Aún así, lo más difícil ha sido lidiar con el proceso de esta pandemia. Desde que Mariana volvió a trabajar presencialmente en agosto a Morita le ha afectado mucho porque no está acostumbrada a estar sola, sufre de ansiedad por separación y ha tenido que iniciar un tratamiento para controlar sus crisis de pánico.
“Agradezco contar con la ayuda de mis padres para cuidarla cuando tengo que salir por mucho tiempo, ya que vivimos solas. Ella es quien me entrega un estado de bienestar, me demuestra su cariño y me acompaña en todo. Se merece lo mejor”.